miércoles, 11 de marzo de 2015

Seda de Molusco

Seda de Molusco

La nacra (Pinna nobilis) es una especie de molusco bivalvo de la familia Pinnidae endémico del mar Mediterráneo. Puede alcanzar un metro de longitud y vivir hasta los 20 años. Su inserción en el lecho marino es vertical mediante el biso.
El biso es una fibra extremadamente fina que cuando se hila y se trata con zumo de limón adquiere un color dorado permanente. Se tejían preciados y costosísimos tejidos, conocidos tradicionalmente como «biso» y en la actualidad como «seda de mar».
Asimismo, el biso tenía propiedades terapéuticas bien conocidas por los pescadores; gracias a sus potentes propiedades hemostáticas (detienen el flujo de sangre) era usado para la curación de las heridas que los pescadores frecuentemente sufrían con las herramientas para la pesca.

¿Como puede un molusco fabricar seda?


Al hablar de las ostras y de los mejillones, decimos que suelen "fijarse", como otros muchos bivalvos, en las rocas o en otros objetos. Para lograrlo, tienen que hilar una especie de seda, aunque el empleo de la palabra «hilar", tratándose de un mejillón, nos parezca extraño. 



No es posible llevar a cabo esta operación de manera más perfecta que como lo ejecuta el mejillón común. Éste tiene un pie en forma de ventosa, que utiliza para fijarse provisionalmente en alguna roca.

Entonces se empieza a formar, en el interior del molusco, se empieza a formar el biso, palabra griega que significa filamento. Las hebras de esta sustancia van saliendo del mejillón, que las convierte en hilos resistentes. Con ellos le es posible amarrarse a una roca, a un madero y aun a objetos de superficie más lisa. 


Los mejillones suelen reunirse en masas que pueden verse, igualmente sobre rocas, a orillas del mar, y no consigue arrancarlos de su sitio ni la fuerza de las más violentas olas. Cada mejillón hila su propio biso, pero lo une a los de sus compañeros, formándose con los varios hilos un cable de gran resistencia, que es el amarra principal que sostiene a todos ellos.



Los ingenieros saben bien lo fuerte que es esa cuerda que fabrican los mejillones. Cuando se construyó el rompeolas de Cherburgo, los ingenieros franceses depositaron miles de mejillones sobre la masa de bloques o piedras amontonadas, pues sabían que esos pequeños moluscos cementarían las piedras mucho mejor que pudiera haberlo hecho la mano del hombre.


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